MENÚ
Volver
es
El departamento de Alta Verapaz se encuentra en el norte de la República de Guatemala tiene una población total de 1.3 millones de personas siendo un 50 por ciento mujeres y 50 por ciento hombres; la población es principalmente indígena en un 94 por ciento y en su mayoría pertenecen a las etnias Q'eqchí y Pocomchí. Así mismo, el 77 por ciento reside principalmente en el área rural y sólo el 23 por ciento de la población vive en áreas urbanas (INE, 2016). Alta Verapaz tiene el mayor indicador de pobreza extrema del país, 53.6 por ciento y una pobreza total de 83.1 por ciento; mismo que se ha incrementado desde el 2014 en un 4,3 por ciento, convirtiéndose en el departamento más pobre de Guatemala (ENCOVI 2016). Respecto al Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), el índice es de 0.529; el más alto de todo el territorio nacional, lo que se traduce como un menos acceso a salud, educación y condiciones de calidad de vida como la vivienda, la electricidad, el saneamiento, el agua potable y otros bienes. En cuanto a la salud sexual y reproductiva, según los indicadores reflejados del MSPAS (INE, SEGEPLAN, 2017), la tasa de fecundidad es de 2,8 hijos por mujer; la maternidad en adolescentes (15 a 19 años) es del 7 por ciento y un total de 11 605 son casos de madres jóvenes de 10 a 19 años.
Desde su inicio en 2018, el proyecto EMPODERA fue concebido para transformar la vida de jóvenes y mujeres indígenas de Alta Verapaz, una región marcada por la pobreza, exclusión social y violencia de género. Basado en el enfoque de desarrollo de sistemas de mercado inclusivos, EMPODERA comenzó con un diagnóstico exhaustivo realizado en conjunto con actores clave del territorio, identificando las necesidades y oportunidades de una población históricamente marginada.
A través de estrategias innovadoras, el proyecto articuló tres ejes fundamentales: formación técnica profesional y empleabilidad, promoción del emprendimiento sostenible e inclusión financiera, y empoderamiento de la mujer en temas como salud sexual y reproductiva (SSR), prevención de violencia (PV) y economía del cuidado (Ec). Estas intervenciones, impulsadas mediante alianzas estratégicas entre actores públicos y privados, lograron generar un impacto sostenible en comunidades rurales y periurbanas.
A lo largo de su implementación, EMPODERA enfrentó retos significativos, destacando la pandemia de COVID-19, que demandó ajustes en su metodología y herramientas. A pesar de ello, el proyecto logró consolidar importantes avances, fortaleciendo las habilidades laborales de jóvenes y mujeres, impulsando emprendimientos sostenibles y promoviendo la sensibilización comunitaria en temas clave. Además, se creó una red de actores locales capacitados para garantizar la continuidad del impacto en la región y fortalecer los sistemas de apoyo en las comunidades.
El cierre de EMPODERA en 2023 marcó un hito en la mejora de las condiciones de vida de sus beneficiarios, reflejado en el fortalecimiento de la autonomía en la toma de decisiones y el desarrollo de capacidades locales. A pesar de los desafíos, el proyecto deja un modelo replicable que fomenta la resiliencia económica y social. Este legado es un testimonio del valor de las alianzas estratégicas y de la visión compartida hacia un desarrollo inclusivo y sostenible.
Victor Hugo Aplícano - Coordinador de Proyectos. Swisscontact
El enfoque de sistemas de mercado inclusivos ha logrado aumentar los ingresos, crear oportunidades de empleo para jóvenes, hombres y mujeres, y empoderar a las mujeres para promover un desarrollo social y económico sostenible. El proyecto pretendía mejorar las condiciones de vida reduciendo la pobreza en zonas remotas y desatendidas, y lo consiguió mediante estrategias centradas en aumentar los ingresos de los beneficiarios y potenciar la capacidad de decisión de jóvenes y mujeres.
Más de 5.000 jóvenes, el 88% de los cuales son mujeres, recibieron formación técnica en habilidades duras y blandas, facilitando su entrada en el mercado laboral. La colaboración con más de 15 centros educativos reforzó los planes de estudio, formó a los instructores y mejoró los entornos educativos. El sector privado garantizó que la formación respondiera a las necesidades del mercado, mientras que los sectores académico y público certificaron la formación, adoptando la metodología y los instrumentos para su continuidad.
Metodologías innovadoras certificaron a más de 200 jóvenes en temas avanzados como uso de tecnología, programación, servicios turísticos y prácticas laborales. Las alianzas con los Ministerios de Economía y Trabajo y los municipios facilitaron la inserción laboral de cerca de 11.000 jóvenes a través de ferias de empleo, oficinas de empleo y becas.
La iniciativa también propició la creación y el mantenimiento de unas 1.900 empresas, dirigidas predominantemente por jóvenes y mujeres. Los servicios de asesoramiento empresarial en educación financiera apoyaron a miles de jóvenes en el desarrollo de modelos de negocio, prototipos y puesta en marcha de empresas, ayudados por el capital inicial del proyecto.
Además, se sensibilizó a más de 200.000 personas sobre educación sexual y reproductiva, prevención de la violencia y la campaña Vivamos en armonía, denominada Wank Sa' Tuqtuukilal, utilizando la radio, la televisión y material interactivo. Las organizaciones locales y nacionales desempeñaron un papel crucial en esta labor de divulgación.
Un legado sostenible incluye casi 700 técnicos formados y promotores de salud que facilitan temas de salud y derechos sexuales y reproductivos (SDSR) en 19 distritos de 17 municipios. El proyecto ha avanzado significativamente en la transferencia de metodologías, el empoderamiento de las mujeres y el fortalecimiento del espíritu empresarial. Siguen existiendo retos para consolidar estos esfuerzos, pero se cuenta con la acción continuada y los recursos adicionales de Swisscontact International y sus socios. El apoyo de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional ha sido vital, con el objetivo de que estas inversiones tengan un impacto duradero.