Lecciones aprendidas

Entre las principales lecciones aprendidas por el proyecto, podemos mencionar las siguientes
  • Ha sido muy útil realizar una intensa y amplia divulgación de la naturaleza, enfoque y objetivos del proyecto, al inicio de su implementación y en su conclusión, dirigida a todos los actores involucrados, incluidos los del nivel municipal, departamental y Ministerios relacionados con el sector, para de este modo asegurar la continuidad y escalabilidad del proyecto.
  • Los confinamientos provocados por la pandemia del COVID-19 dejaron prácticas en el uso de medios virtuales que vinieron a quedarse y que deben ser incorporadas en nuevas propuestas, como sistemas de alerta temprana meteorológica, uso de TIC para procesos de capacitación, asistencia técnica y consolidación de alianzas estratégicas comerciales, entre otros, en previsión a futuras crisis.
  • La transferencia de conocimientos y habilidades en “cascada” o metodología “mamá-bebé-nieto”, es decir, la transferencia de conocimiento y habilidad de técnicos a promotores/as y de estos a productores/as de base, es una estrategia valedera y económicamente eficiente para llegar a un mayor número de beneficiarios, especialmente en etapas de crisis y limitaciones de movilidad, sin embargo, para que esta sea exitosa, se requiere que las promotores/as tengan metas claras en términos de tamaño del grupo meta, innovaciones a ser transferidas, materiales de apoyo y condiciones de réplica en las comunidades destino, y por otro lado, requiere que el ejecutor acompañe las réplicas como parte de la asistencia técnica.
  • La continua y sostenida coordinación, pese a la alta rotación de los tomadores de decisión, con instancias públicas responsables de los temas de desarrollo y cambio climático, fundamentalmente en los niveles locales y regionales, permitió poner en agenda la elaboración y aprobación de normativa que promocione acciones de política pública ante el cambio climático en los cultivos de Cañahua y Tarwi, que se traduce en la generación de proyectos y programas con posibilidades de apalancar recursos económicos, mejorando consiguientemente las capacidades con respecto a instituciones, políticas públicas, marcos regulatorios para aumentar la resiliencia ante el cambio climático.
  • La aplicación de biofertilizantes e inoculantes en los cultivos de Cañahua y Tarwi produjo un ahorro del 15 al 25% de fertilizantes nitrogenados, además de haber reducido en unos 0,3 jornales en el uso de agua para el desamargado del Tarwi gracias al uso de semillas con menor cantidad del alcaloide. En tal sentido, el proyecto ha podido incidir en la mejora de la “eficiencia de los sistemas de producción agrícola en relación con el carbono y el agua”.
  • La gestión y consolidación de alianzas estratégicas comerciales entre productores de alimentos de base o sus asociaciones y empresas de transformación y comercialización de los granos en el mercado nacional, fortaleció la interconexión entre los eslabones de las cadenas de valor de Cañahua y Tarwi, pese a las presiones de la pandemia del COVID-19, reforzando la interconexión de las cadenas de valor alimentarias y agrícolas.
  • Las buenas prácticas resilientes ejecutadas por el proyecto jugaron un importante rol en la recuperación del cultivo de cañahua y el fortalecimiento e innovación en el Tarwi. Será importante socializar las mismas con el actual Programa Nacional de Granos Andinos y Leguminosas del INNIA en Perú y el futuro Programa Nacional de Apoyo a la Producción y Comercialización de Granos Andinos como Quinua, Cañahua, Amaranto y Tarwi, en Bolivia.  
  • La recuperación de conocimientos ancestrales sobre el manejo de cultivo, conservación de sus recursos genéticos, fortalecimiento de prácticas de apoyo mutuo (Ayni) y la lectura de fenómenos meteorológicos a partir de las señales de la madre tierra, son temas importantes que deben acompañar a las innovaciones tecnológicas. Para ello, se deben crear espacios horizontales entre productores, autoridades y técnicos para hablar sobre estos temas. Un aporte importante del proyecto en la gestión del conocimiento sobre esta temática ha sido la publicación del documento “Saberes Ancestrales en la Crianza de Cañihua y Tarwi”, publicación que tiene el propósito de reflexionar sobre la gran sabiduría que nuestros ancestros nos han legado y que aún mantienen las familias criadoras de la agrobiodiversidad.
  • El cultivo de Tarwi mejora las condiciones de los suelos y la recuperación de la cañahua con nuevas variedades de semillas resistentes a factores adversos, mejoran las condiciones de resiliencia de las familias productoras de estos cultivos ante los impactos del Cambio Climático.  
  • Las mujeres juegan un importante rol en las actividades productivas de la cañahua y el Tarwi, en especial en temas de cosecha, post cosecha y comercialización. Así como en el resguardo de la diversidad genética de estos cultivos, por ello, futuras intervenciones en granos andinos en estos temas tendrán que considerar la activa participación y el liderazgo de estas.  
  • Las tecnologías semi mecanizadas propuestas en la post cosecha, deben contar con previsiones para el manejo de sus residuos sólidos y líquidos. Las innovaciones si han logrado bajar el tiempo empleado en la cosecha, trillado y venteado, sin embargo, resultados en la reducción del uso de agua para el desamargado del Tarwi, aún no es importante y en futuras intervenciones se requerirá seguir innovando el proceso.
  • En futuras experiencias se debe trabajar de manera más sostenida el tema de mercados resilientes, ya que, en la actualidad, por el poco tiempo de ejecución del proyecto, los productores corren el riesgo de no poder vender sus productos y subproductos en el mediano plazo, pese a tener acuerdos de compra – venta de la producción de las próximas dos campañas agrícolas, tomando en cuenta que no son alimentos de primera necesidad y todavía no se han consolidado en los hábitos de consumo regular de la población nacional.
  • Los recursos, servicios y materiales facilitados por el proyecto a productores/as y Pyme deben verse como un incentivo para la mejora de las condiciones de resiliencia ante los efectos del Cambio Climático y no como el sustento de esta.  
  • La participación de los productores/as en Ferias Gastronómicas y eventos de formación horizontal, son una buena oportunidad para observar la aplicación de conocimientos en la preparación de dietas mejor balanceadas y nutritivas, las cuales también pueden ser difundidas de manera exitosa a través de las unidades educativas. El rol de las mujeres en esta estrategia de aprendizaje nutricional es importante, ya que es muy popular entre la población y posiciona a las mujeres como administradoras de la alimentación y salud familiar.
  • El apoyo y fortalecimiento de capacidades en prestadores de servicios locales facilita el acceso a tecnologías de los productores debiéndose empero desarrollar modelos de sostenibilidad de estos servicios más allá de las intervenciones del proyecto.
  • La priorización participativa de problemas y acciones a desarrollar para atender estos problemas, en cada cultivo y territorio, ayuda a posicionar mejor el enfoque de adaptación al cambio climático y contribuye a la apropiación de las buenas prácticas resilientes promovidas.
  • El apoyo y fortalecimiento de la asociatividad de los productores/ras mejora las posibilidades de encarar el mercado y busca generar capital social en las organizaciones locales en términos de lealtad, compromiso y transparencia.