RESULTADOS 

El impacto de ProJoven abarcó áreas como la formación técnica profesional, intermediación laboral, apoyo al emprendimiento, gobernanza, apoyo a modelos de negocios inclusivos, concertación público-privada e inclusión financiera, entre otros.  ProJoven contribuyó a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como educación de calidad, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades e igualdad de género.

Resultados más significativos de ProJoven (2014-2021)

21,516 jóvenes (56% de mujeres) asistieron a cursos de formación profesional.
9,992 jóvenes (52% de mujeres) se insertaron al mercado laboral (18.2% accedió a un fondo de empleo).
3,247 jóvenes (52% de mujeres) crearon o fortalecieron su negocio.
88 organizaciones fortalecidas en formación profesional y que impartieron 1,384 cursos.
882 instructores certificados en competencias en formación de instructores, proyectos, emprendimiento, métodos psicosociales, género y otros.
Inclusión social: 56% de mujeres, 77.6% provienen de grupos vulnerables y 10% pertenecen a etnias.

A continuación, una infografía que resume los resultados más relevantes de ProJoven

El perfil de la juventud masculina y femenina atendida en la segunda fase del programa muestra que la mayoría es menor a los 22 años, con una educación secundaria incompleta y que tiene dificultades de acceso a servicios públicos básicos. Además, gran parte son padres de familia a una edad temprana y cuyos ingresos son un poco inferiores al salario mínimo hondureño de 2022 (L7,408/mes); también se observó que las mujeres recibieron un ingreso inferior al de los varones.

Otros resultados en formación profesional
  • Mejorada de la calidad y cobertura de la oferta formativa, así como en las capacidades de vinculación laboral de sus egresados a través de certificación de competencias, ferias de empleo, desayunos empresariales, fondo de empleo, entre otros. La formación también incluyó la mejoría de la habilidad psicosocial (resolución pacífica de conflictos y liderazgo juvenil).
  • Mayor pertinencia de la oferta formativa de centros de formación profesional por medio de la selección de ocupaciones necesitadas por un mercado laboral cambiante. Se beneficiaron también de este proceso talleres populares, organizaciones de la sociedad civil, cámaras empresariales, universidades y actores del sector público como alcaldías, Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Secretaría del Trabajo, Secretaría de Educación y el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP).
  • Reducción de las brechas de género por medio de la participación de mujeres en roles no tradicionales como mecánica.
  • Inclusión de grupos étnicos en las actividades del programa.
  • Fomento al emprendimiento rural y urbano y de retorno al estudio.
  • Rescate, sistematización y análisis participativo para la transferencia y difusión amplia de las principales estrategias, herramientas y enfoques metodológicos que acumuló el programa en sus dos fases operativas.
  • Promoción del diálogo político para la incidencia sobre las normativas nacionales relacionadas a la formación profesional, por ejemplo, la Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO).
  • Organizaciones fortalecidas en el monitoreo y valoración de impactos de sus cursos y graduados.
  • Cursos ajustados a las necesidades del mercado laboral a través de currículos actualizados. Las temáticas incluyeron mecánica, reparación de celulares, corte y confección, belleza, electricidad, diseño gráfico, turismo, construcción, cadenas de valor agroalimentarias, tecnología (como informática, televentas y uso de impresoras 3D) y agroindustria.