“No formamos sólo por formar, sino para insertar a la gente y para eso necesitamos conocer el mercado laboral”

15.08.2019
Aprendizaje permanente, articulación con el sector privado, incorporación de tecnologías y conocimiento del mercado de trabajo son los retos que los centros de formación profesional deben afrontar en países de América Latina y el Caribe. Entrevistamos a Stefano Merante, oficial de programa del Centro Internacional de Formación de la OIT, en su visita a Nicaragua en donde dio un taller de Gestión de Centros de Formación Técnico-Profesional que fue auspiciado por la Cooperación Suiza América en América Central.

En un contexto regional en que el desempleo juvenil va en aumento, es cada vez más relevante analizar las características y necesidades del mercado laboral “porque es ahí donde se crea la brecha de desempleo", explica Stefano Merante del Centro Internacional de Formación de la Organización Internacional del Trabajo (ITCILO) en un taller dictado en Nicaragua. Y es que según el estudio Panorama Laboral 2018 publicado por la OIT, en los últimos cuatro años se disparó en cinco puntos el desempleo juvenil a consecuencia de la ralentización de muchas de las grandes economías de América Latina y el Caribe. Hoy por hoy, uno de cada cinco jóvenes de 15 a 24 años de la región busca trabajo y no lo encuentra, una cifra que casi triplica la tasa de desempleo entre los mayores de 25 años (6,3%).

El taller denominado Gestión de Centros de Formación Técnico-Profesional fue auspiciado por la Cooperación Suiza América en América Central y representó una innovación en el país al reunir tanto a centros de formación profesional como al sector empresarial en un mismo espacio para analizar los retos del sistema educativo de formación profesional y la búsqueda de soluciones. En esta entrevista, Stefano Merante nos habla de la importancia de la articulación de los centros de formación profesional con el mercado laboral.

¿Cuál es el sentido de llevar a cabo un taller de Gestión de Centros de Formación Técnico-Profesional?

Buscamos proporcionar herramientas para mejorar la operatividad de los centros de formación en su relación con el sector privado. Queremos mejorar la formación enfocada hacia la inserción laboral, provocando algunos cambios y buscando que puedan favorecer, por medio de un enfoque sistémico, la inserción laboral de los jóvenes, no sólo a través de oficinas de inserción laboral, pero trabajando el sistema de formación de una manera más eficiente y eficaz. En este sentido, es importante resaltar que los centros de formación se articulen entre sí y con las empresas; el intercambio de experiencias es vital. En el taller hablamos del rol del centro de formación. La pregunta más importante es cómo deben posicionarse en relación con el mercado laboral. Cuáles son las relaciones que el centro logra construir con los actores del mercado; cuáles alianzas y para qué.

¿En qué punto está la formación profesional en América Latina?

No formamos sólo por formar, sino para insertar a la gente y para eso necesitamos conocer al mercado laboral. El centro de formación debe tener acceso a información actualizada sobre el mercado. Si en los países no existen fuentes de infromación como los Observatorios de Empleo, por ejemplo, es necesario establecer un partenariado holístico con el mundo empresarial. La tendencia nos dice que en Latinoamérica y el Caribe (LAC) debemos desarrollar más la anticipación de competencias, ver qué necesita el mercado de empleo. También es fundamental contar con un marco de cualificaciones definido. El desafío es encontrar la manera en que empresas y centros de formación puedan formar juntos en base a sistemas de aprendizaje en donde el sector privado sienta su responsabilidad en la formación de jóvenes. El éxito de muchos países se basa en que los empleadores han tomado el compromiso de la formación continua de los jóvenes.

¿Cuál es la tendencia en formación hoy en día?

En nuestra reflexión como OIT el aprendizaje permanente es uno de los temas más relevantes en este momento. Hemos culminado en junio la Conferencia Internacional del Trabajo (Ginebra, 2018) y el tema del aprendizaje permanente estuvo muy presente. Durante los últimos dos años hicimos un fuerte trabajo de investigación sobre lo que llamamos el “futuro del trabajo”. El reto ahora para los sistemas y centros de formación es definir cómo enfrentar la innovación tecnológica y la industria 4.0; así como también la movilidad demográfica por tema migratorio, el desarrollo sostenible, la economía verde, la economía azul; y cómo el trabajo de competencias puede ir apoyando el desarrollo de estas aristas.

Hablemos de tecnología en el aula…

La tecnología es un tema central que está enlazado con la práctica educativa y formativa, pero también con el empleo mismo. Cuando hablamos de platform economy y la “uberización” del trabajo, vemos como las tecnologías crean una disrupción en el mercado laboral. Ante esta realidad, hay que preparar a los jóvenes para entrar a ese mercado que ya está fracturado a raíz del avance tecnológico.

Pero la otra cara de la tecnología es la de la digitalización del desarrollo de competencias. Hay algunos países de LAC que están invirtiendo mucho en la formación blending; combinar métodos tradicionales con e-learning, aprovechando las oportunidades que la tecnología nos brinda. El e-learning mejora el acceso de la gente a la formación, porque hay más oportunidades a un costo más bajo. Un tema para tener en cuenta es cómo introducir en la misma escuela metodologías formativas como video, audio, realidad virtual y aumentada (superponer elementos virtuales sobre nuestra visión de la realidad).

Como ITCILO lanzaremos el próximo año un laboratorio de innovación en donde testaremos algunas prácticas y metodologías de aprendizajes utilizando las tecnologías 4.0. Queremos acompañar a Gobiernos, sector privado y trabajadores en el uso de estas tecnologías para enfrentar los retos existentes, sobre todo, en ambientes de aprendizaje.

¿Nos falta formar más personas emprendedoras?

Sí tenemos que formar a más personas emprendedoras, pero quisiera lanzar una reflexión. Está bien que en un sistema de formación inicial formemos a nuestros jóvenes para que sean empleados y se conviertan en empleadores. Sin embargo, la clave está en formar a los egresados. Enfocarnos en personas que ya están en el mercado de trabajo, que tienen 10 años de experiencia y que ahora, tal vez, necesitan un empuje para crear su propia empresa. Así iríamos creando un círculo virtuoso a través del cual esos emprendedores podrían emplear a los jóvenes que ahora salen de los centros de formación. Hay que invertir en los jóvenes de 30 años que salieron al mercado laboral hace 10 años, tienen competencias técnicas y experiencia, pero necesitan de un soporte para lanzar su propia empresa.

Y aquí nuevamente aparece el tema del aprendizaje permanente. Los centros pasan de ser centros de formación profesional a devenir centros de desarrollo de competencias y de aprendizaje permanente; no sólo están para acompañar a los jóvenes sino para acompañar el desarrollo de competencias de las personas. Porque uno de los temas de mercado del trabajo es que ya no existe el sueño de que entramos con 20 años a una empresa y salimos con 60. Hay que trabajar en el soporte a las transiciones profesionales. Hablamos no solo de inserción, pero también de reinserción, reorientación y fortalecimiento de competencias cuando la persona ya está en el mercado de trabajo. Este es un eje estratégico de trabajo para los centros de formación técnica profesional y que no están aprovechando. La formación continua puede jugar un papel importantísimo en el fortalecimiento del mercado del trabajo y empleo en los países de la región.