“La apicultura tiene que ser para quien le guste, si no, es mejor no meterse”

Ecosistemas de iniciativa empresarial
03.04.2019
“La apicultura tiene que ser para quien le guste, si no, es mejor no meterse”. Muy seguro de estas palabras, Uriel explica que su historia comenzó con cuatro colmenas, capacitación y la perseverancia digna de quienes aman lo que hacen. Así es que desde hace casi nueve años camina entre abejas. Ellas son parte de la familia y su sostén económico; algo que representa la armonía perfecta entre el ser humano y la naturaleza.

Uriel Jarquín Ortega de 40 años de edad es un apicultor sobresaliente originario del municipio de Muy Muy en el departamento de Matagalpa. Durante 14 años trabajó en varias ONG como técnico agrónomo en proyectos de desarrollo rural. En 2009 con la implementación de un proyecto de diversificación productiva que incluía la producción apícola, adquirió los conocimientos básicos para desarrollar la apicultura; enamorándose de esta actividad al punto de que, un año más tarde, renunció a su trabajo para emprender el negocio de la miel y elaborar equipos apícolas de madera, convirtiéndose en proveedor de servicios.

“Primero compré cuatro colmenas y capturé tres enjambres silvestres. Más tarde, compré seis colmenas más e inicié de lleno en la actividad. La primera cosecha que logré fue de ocho bidones de miel en mayo de 2010. Eso me dio más motivación. A finales de ese año renuncié a mi trabajo como técnico y me aboqué a la crianza de abejas. Con el dinero de mi indemnización y un préstamo familiar compré el equipamiento que necesitaba: centrifugas, trajes y ahumadores, 30 colmenas más y una camioneta” expresa Uriel.  

Teoría y práctica al servicio de productores

Aprender haciendo es un método que permite el desarrollo de habilidades y capacidades mediante la vinculación de teoría y práctica. Uriel se inició en el mundo de la apicultura con el apoyo de Nehemías Rayo, un apicultor de larga trayectoria de Matiguas, quien le enseñó desde cómo ocuparse de los apiarios hasta cómo cosechar el producto.

Su interés por saber más lo llevó a incursionar en otras capacitaciones más especializadas. “El conocimiento es muy importante para no fracasar” remarca Uriel. Así, participó en el curso de habilitación en Apicultura Tropical con énfasis en las Buenas Prácticas Apícolas facilitado por Swisscontact a través del programa PyMerural, en alianza con el Instituto Nacional Tecnológico (INATEC) y la Asociación Productores Nacionales de la miel (PRONAMIEL) con el que pudo mejorar su productividad y ofrecerles a sus clientes una miel de mejor calidad. 

Un tiempo después, por medio del proyecto “Fomento de la Competitividad para una Apicultura Sostenible” (FOCAPIS), también ejecutado por Swisscontact, participó de un taller de elaboración de equipos a base de madera logrando alcanzar la estandarización. Esto le permitió convertirse en un profesional de la confesión de apiarios a partir del uso de medidas estándares y materiales adecuados para la fabricación.

A veces el camino hacia el éxito presenta obstáculos

Si bien los ocho primeros barriles obtenidos a partir de 70 colmenas cosechadas dieron sus frutos (los vendió a 870 dólares a la empresa danesa Ingemann), ese mismo año vio afectado su avance productivo debido a un incendio que provocó pérdidas económicas del 90% de sus ingresos.

A pesar de lo ocurrido, no se dio por vencido. Con fondos propios logró recuperarse y con el apoyo de su principal comprador se certificó como productor de miel orgánica. En los últimos tres años, Uriel ha incrementado en cuatro veces la cantidad de colmenas productivas y en el 2017 llegó a alcanzar las 300 con una producción de 45 barriles anuales. 

Mejorando la vida de las personas

Este emprendimiento genera beneficios sociales en la comunidad. Actualmente tiene ocho colaboradores jóvenes que se ocupan del manejo de las colmenas y de la elaboración de los materiales apícolas de forma permanente. Así mismo, los pobladores se abastecen de miel natural y de los demás productos que el apicultor ofrece.

Uriel es un referente productivo en el sector apícola de Nicaragua. Ha logrado desarrollar servicios complementarios a la producción de miel como asesoría técnica y el funcionamiento del taller de materiales apícolas, contribuyendo al crecimiento de su negocio. Un elemento para destacar es la certificación orgánica de su producción lo cual le genera mayores ingresos por la actividad que realiza.