Una de las principales conclusiones de este encuentro fue que existe un potencial para adoptar y aplicar bioinsumos debido a su eficacia comprobada y su bajo costo para combatir las plagas y enfermedades especialmente en cultivos como: maíz, yuca, plátano y otros cultivos. Todos ellos, producidos con objetivos de subsistencia y comercialización a pequeña y mediana escala, inclusive en las comunidades indígenas chiquitanas que podrían beneficiarse masivamente de estas prácticas.
La intensificación en el uso de bioinsumos se implementa en la Chiquitanía mediante un plan de acción multiactor: público, privado y comunitario que comprende entre otras acciones, la instalación de más de quince parcelas demostrativas para compartir con las familias agricultoras los beneficios tangibles de una producción sostenible y climáticamente inteligente.