En una pequeña casa subiendo una ladera empinada, nos espera Rafael, expectante baja a recibirnos y calurosamente nos da la bienvenida a su casa. Un proyecto en el que lleva trabajando 10 años, un proyecto que como él mismo dice, ha construido con paciencia y espera terminar pronto.
Rafael: Este lote lo tengo hace 28 años, aquí la mamá de mi hijo me lo dejó tirado pequeñito, de 17 meses. Aquí lo bauticé, le hice primera comunión, humildemente le di el estudio que pude y también le enseñé cosas bonitas en la vida, que es bonito ganarse la voluntad de la gente, no el odio. Ser servicial no quiere decir con fuerza, pero es mucho lo que se gana. Ser respetuoso también, tener buenos modales, ser solidario cuando de eso se trata, ve al abuelito pasando la vía, dele la mano, el que bien obra, bien le va… pero mi hijo tomó por el lado contrario, desafortunadamente no era para este mundo.
El 10 de junio de 2012 el hijo de don Rafael fue asesinado. Desde ese día don Rafael trabaja en terminar su casa, poco a poco, como se lo prometió a su hijo.
Viendo proyectos en los que edificios de 30 pisos se construyen en un par de años, uno podría pensar que 10 años es una eternidad para levantar una casa. Sin embargo, es el tiempo promedio que se toman las obras en los barrios de la periferia de Bogotá, donde la escases de recursos obliga a las familias a construir por partes, especialmente, montando primero un piso pequeño y a medida que tienen materiales, construyendo pisos mayores encima. Sin saber, que, debido a los cimentos débiles, corren riesgo de que sus casas se desplomen con un sismo o que se deterioren más rápido, haciendo poco segura la habitabilidad de los predios.
Rafael: “A mí no me molesta demorarme en construir mi casita, a mí me importa que quede bien hecha, que cumpla con las normas de seguridad y que no se me caiga con el primer temblor”
Don Rafael es maestro de obra hace 29 años y desde el año 2016 ha sido beneficiario de las capacitaciones en seguridad y habitabilidad del proyecto Construya, financiado por Hilti Foundation y ejecutado por Swisscontact.
Dicho proyecto nació con el objetivo de mejorar las condiciones de vivienda de las poblaciones de escasos recursos, a través de la capacitación en buenas prácticas de construcción, para ferreteros, maestros de obra y propietarios de vivienda.
Rafael: “Toda esta construcción la he llevado a cabo yo, aplicando las normas respectivas de lo que aprendí mediante los cursos de capacitación, de formación, en cuanto a maestros de obra se refiere, a todo le he aplicado las normas correspondientes.”
Rafael es un hombre sonriente y dispuesto a ayudar al que lo necesite. Trabaja para sus vecinos y cree firmemente que el que hace el bien, recibe cosas buenas a cambio en la vida. Ha aprovechado los cursos y capacitaciones del proyecto Constuya, para mejorar la calidad de su trabajo y para ofrecerle más beneficios a sus clientes en el día a día.
Rafael: "Que me ha motivado más a poderle dar garantías a la gente, en cuanto al trabajo se refiere darle plenas garantías y expresarle de la manera más sincera que se trabaja con calidad y con honestidad, en cualquier área, y con calidad quiere decir, calidad total de verdad."
Cuando le preguntamos a Rafael, por qué construye una casa con tantos cuartos, si actualmente él vive solo, nos respondió con una sonrisa en su cara:
Rafael: “Cuando me quitaron a mi hijo, yo quedé solo, ya no tenía con quién compartir mi tiempo. Pero yo no quiero seguir así, por eso construyo mi casa con la mejor inspiración; para poder traer a mi hija y a mis nietos, y que la familia vuelva a estar unida, bajo un mismo techo.”
Este proyecto comprende un programa de desarrollo de habilidades en el sector de la construcción informal en Colombia. Sus objetivos principales incluyen el aumento de las habilidades técnicas y los ingresos para los trabajadores de la construcción, así como para mejorar la calidad de la construcción de las viviendas.