Bolivia y Perú asumen el reto de popularizar el consumo de tarwi y cañahua

11.03.2020
Las familias productoras están convencidas de que los cultivos ancestrales son los alimentos del futuro por sus propiedades nutritivas y de rendimiento para la economía local, a pesar de los problemas causados por el cambio climático.

Bolivia y Perú ponen en marcha dos proyectos —ganadores de la convocatoria Euroclima+ de la Unión Europea— que realzan el tarwi, la cañahua y la papa como alimentos sanos y nutritivos, además de ser considerados patrimonio resiliente de los Andes.

De manera general, se entiende la resiliencia como la capacidad para enfrentar los impactos generados por el cambio climático, como lluvias más fuertes, heladas más frecuentes, cambios de temperatura imprevistos y presencia de plagas.

Son 1.200 familias agricultoras —300 peruanas y 900 bolivianas—que tienen el reto de incrementar la superficie de estos cultivos, mejorar su producción con buenas prácticas agrícolas e innovar en los circuitos de comercialización para un consumo consciente en los siguientes dos años.

Ambos proyectos fueron presentados el 10 de marzo en el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras de la ciudad de La Paz. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de varias instituciones gubernamentales y entidades de la cooperación internacional, entre ellas el Centro Internacional de la Papa, Swisscontact y la Unión Europea.

En el evento, el embajador de la Unión Europea en Bolivia, León de la Torre, exhortó a las autoridades municipales a incorporar los alimentos milenarios en el subsidio de lactancia universal y en la alimentación complementaria escolar. “Esperamos importantes impactos en la alimentación saludable”, dijo.

La propuesta ya es un objetivo de gestión del alcalde del municipio cochabambino de Anzaldo, Rubén Uriona, quien este año pretende incluir derivados del tarwi —como galletas— en el desayuno escolar. 

“Se ha visto que el tarwi es una alternativa muy importante para la región porque se adapta a nuestros terrenos, resiste las heladas y otras situaciones adversas de la agricultura”, indicó Uriona.

Por ahora, en esa región cochabambina solo cosechan entre 20 y 30 quintales de tarwi al año desde que iniciaron el cultivo de este producto de forma experimental hace 10 años, con el apoyo de la Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos. La iniciativa ayuda a la economía familiar y evita la migración, según la autoridad municipal de Anzaldo.

La experiencia en Perú está más adelantada. María Goyzueta, que llegó al evento desde la región de Yunguyo en representación de la Asociación Chuyma Aru, contó que mediante el proyecto lograron rescatar muchas variedades del tarwi.

Además del beneficio económico, María destaca la importancia de la difusión de las propiedades nutritivas del alimento y en ese afán participa en varias ferias para dar a conocer la variedad de comidas que se puede elaborar con el tarwi, como ensaladas, caldos o cazuelas, galletas, tortas y hamburguesas. Asegura que se trata de un alimento que reemplaza perfectamente a la carne.

En 2016, María obtuvo la distinción Rocoto de Oro en la Feria Internacional Gastronómica Mistura que se realiza en Lima, Perú. El galardón fue un reconocimiento a la labor que desarrolla para promover el consumo del tarwi.

En Bolivia, algunos restaurantes ya ofrecen en su menú alternativas para que la gente se anime cada vez más a consumir el tarwi y la cañahua, como sucedió antes con la quinua.

El chef Miguel Ángel Fernández García, propietario del restaurante Mi Chola, preparó zumo, jugos y croquetas a base de cañahua y kanka de charque acompañado de tarwi, además de postres que incluían estos dos productos entre sus ingredientes.

“En el restaurante intentamos realzar el producto boliviano con técnicas de vanguardia. Tienen buen sabor y poco a poco están entrando en el mercado. Tenemos que conocer más de nuestro patrimonio alimentario”, recomendó el chef.

El coordinador del proyecto en Swisscontact, Martín Morales, indicó que este impulso pretende que las familias agricultoras logren tres tipos de resiliencia: económica, ecológica y sociocultural.

También informó que se sistematizarán los saberes ancestrales en el proceso de producción de los alimentos milenarios, que luego estarán en manos de los productores y profesionales que tienen que ver con la actividad agropecuaria.

Antecedentes

El proyecto denominado “Promoviendo la herencia de nuestros ancestros, producción resiliente, comercialización y consumo de la cañahua y el tarwi” es implementado por la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico (Swisscontact), con apoyo de la Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (PROINPA) y la Asociación Chuyma de Apoyo Rural Perú.

La segunda iniciativa —llamada “Biodiversidad y buenas prácticas de agricultura climáticamente inteligente para mejorar la resiliencia y productividad de la agricultura familiar en sistemas alimentarios andinos basados en papa en Bolivia, Ecuador y Perú”— es ejecutada por el Centro Internacional de la Papa (CIP) y el Instituto Internacional de Cooperación para la Agricultura (IICA) del Perú, con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.